Llevaba 72 horas en coma
La muerte de Iñigo tiñe de negro la euforia deportiva y genera una tormenta política
Interior asegura que «llegará al fondo» para esclarecer lo ocurrido, mientras familiares y amigos responsabilizan a la Ertzaintza
10.04.12 - 02:16 -
MARÍA JOSÉ CARRERO | BILBAO.
«Muerte cerebral». El último parte médico sobre Iñigo Cabacas Liceranzu llegó a las doce del mediodía de ayer, tres días y medio después de resultar herido mientras festejaba el pase del Athletic a las semifinales de la Europa League. Llevaba 72 horas en coma debido a un brutal golpe que recibió en la cabeza.
Tenía 28 años. Era hijo único. Sus padres esperaban un milagro. Sus amigos, también. Pero la realidad se ha impuesto a los deseos. Y la realidad no podía ser más cruda. Lo era desde el primer comunicado, emitido el viernes por el hospital de Basurto, en el que se hablaba de «fractura craneal por estallido con importantes lesiones cerebrales». El segundo tampoco daba pie a la esperanza: «Importante inestabilidad en las presiones intracraneales. Precisa ventilación mecánica. Pronóstico muy grave». El tercero, el domingo, era idéntico al anterior. El cuarto y último no fue mucho más explícito: «Tras serle retirada la sedación, presenta datos sugestivos de muerte cerebral. Realizadas las exploraciones pertinentes se confirma la misma».
Apenas cinco líneas rematan una vida demasiado corta y una muerte sin sentido que ha vestido de luto las celebraciones por la excelente temporada del Athletic con las que que Bizkaia disfruta a lo grande desde hace semanas. Pero las lesiones eran demasiado graves. «A mi hijo le han hecho un boquete en la cabeza», decía a EL CORREO su madre, Josefina, cuando aún confiaba en no perder a «mi niño». Los forenses deberán ahora aclarar el origen del «estallido craneal» que ha provocado el fallecimiento.
Mientras sus amigos aseguran que fue una pelota de goma disparada por la Ertzaintza la causante de la lesión, el Departamento de Interior mantiene abierta una investigación para esclarecer qué ocurrió en la medianoche del jueves en la calle María Díaz de Haro. Su titular, el socialista Rodolfo Ares, aseguró ayer que «se llegará al fondo del asunto». Tras expresar «su profundo pesar» por el fallecimiento de Iñigo, el consejero señaló que hoy pedirá comparecer de forma urgente en el Parlamento «para dar cuenta de toda la información de la que se disponga».
Las dos versiones
Con este anuncio, el titular vasco de Interior se adelantaba a la petición de explicaciones procedentes de los partidos de la oposición. Y es que el fallecimiento del joven ha sobrepasado el ámbito de los sucesos y desatado una verdadera tormenta política con la intervención, incluso, del presidente del PNV. Iñigo Urkullu, considera que su «terrible muerte debe ser investigada exhaustivamente y aclarada en todos sus puntos». Al mismo tiempo, la izquierda abertzale exige la dimisión de Ares por considerarle el «responsable» de lo ocurrido.
Hasta el momento, Interior sostiene que la Ertzaintza recibió en la noche del jueves «varias llamadas» alertando de la presencia en las inmediaciones de la herriko taberna de Indautxu de una persona «semiinconsciente y sangrando de la cabeza». Varias dotaciones se dirigieron al lugar, donde un grupo numeroso les recibió «lanzándoles botellas y piedras, por lo que los agentes utilizaron material antidisturbios». «No está claro -sostiene- si las lesiones se deben a un pelotazo o si se trata del herido del que se informaba en las llamadas».
Los amigos de Iñigo no albergan dudas. Para ellos, su muerte es consecuencia directa del impacto de una pelota de goma «disparada a menos de 20 metros». Aseguran que su amigo no estaba involucrado en ningún altercado, sino que fue la víctima de una «brutal actuación policial». El bilbaíno Javi López y los basauritarras Iván Repes, José Antonio Aja y Koldobika Gutiérrez son los cuatro jóvenes con los que Iñigo quedó para celebrar el triunfo de los 'leones'. Según sus testimonios, alrededor de las once y media de la noche vieron «una pelea entre dos tipos, no le dimos importancia». Al poco llegaron los antidisturbios. «Les dijimos que no pasaba nada, pero nos empezaron a tirar pelotazos». Uno de ellos, insisten, impactó en la cabeza de Iñigo, que quedó tendido en el suelo, sangrando y convulsionando.
La investigación judicial deberá aclarar qué objeto causó la fractura craneal y un fallecimiento que nadie entiende. Y menos su familia. «No puedo pensar en que Iñigo se va a morir», decía el sábado su padre, Manuel. Mañana asistirá al funeral que tendrá lugar en la parroquia del Corpus Christi, a escasos metros del sitio en el que un objeto le reventó la cabeza.
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Los amigos de Iñigo se concentran en el lugar en el que cayó herido
Fotos de El Correohttp://www.elcorreo.com/vizcaya/multimedia/fotos/ultimos/96734-amigos-inigo-concentran-lugar-cayo-herido-0.html